La vida es así. Estaba escrito. La incertidumbre de la ley, vivida como él la vivía, tenía que finalizar con un ataque cardiaco que terminara con su vida de la manera que termino.
Estaba jugando al pádel. Pero lo mismo hubiera sido si era un partido de futbol, donde él se mostraba tal como era. Firme, fuerte, incapaz de entregarse nunca. Peleando cada pelota como si fuera la última.
Los contrarios sabían por donde atacar a los rojiblancos. Por cualquier lado, menos por la izquierda. Porque ahí estaba el, con su taciturna manera de encarar un partido. Cortaba, si podía, y salía una réplica tan terrible como era el.
Había descubierto, desde que se comenzó a jugar en General Alvear, su amor por el Pádel, este nuevo juego. Y lo jugaba súper bien, asumiendo el juego, atacando y buscando la definición en base a su potencia.
Así te recuerdo yo, querido Chueco Romero. Firme, capaz, fuerte como un toro, difícil saber cómo vencerte. Solo esas cosas que además mostrabas en tu lugar de trabajo, con firmeza de atender a todo el mundo por igual.
Yo lo recuerdo y por ende este artículo tiene que ver con su recuerdo y por la firmeza que el escribió sobre la memoria de mi suegro, su Director Técnico, durante muchos años en el Alvear Futbol Club.
Y así te llevo la vida. Fue un ataque mortal que no cabe en la memoria de nadie. Solo quería decirte que anhelamos tu memoria, tu juego, tus amplios datos de cada competencia.
Solo deseo con este articulo rendir un homenaje a alguien que partió en medio de un clima que quedo cortado al medio con la firmeza de quien todo lo había dado… Descansa en paz querido Chueco Romero…